jueves, 22 de marzo de 2007

Papel para empapelar

El general Curvino Krukowisky mandó a que empapelaran las paredes de su nueva residencia, a la que se había mudado con su familia. Sin embargo, como el papel del que disponía no era suficiente para empapelar las paredes del cuarto de sus dos hijas, echó mano a dos hojas de un tratado de cálculo infinitesimal con el cual Krukowisky había estudiado esa rama de la matemática.
Este incidente fortuito (y poco atinado del general, porque podría haber decidido comprar mas papel, por ejemplo) sería la chispa que habría de provocar una explosión de altas concepciones matemáticas, en un genial cerebro de mujer: la joven Sofía Curvino, hija del general, que volcó toda la proverbial curiosidad de su sexo a aquel mundo de lo infinitamente pequeño - tan infinitamente grande en belleza y sugestiones - que iluminaba las paredes de su cuarto.
Y en aquel original papel para la pared de su cuarto de muchacha estaba escrito y trazado todo un destino de ecuaciones. Sofía deseó conocerlo, buscando así comprender el potente lenguaje que hablan los símbolos y que muy pocos saben realmente interpretar.

Leído en "Matemática divertida y curiosa", de Malba Tahan (con alguna acotación mia)

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